El primer sistema de correo electrónico fue desarrollado por Ray Tomlinson en 1971, a partir de entonces, el correo electrónico ha evolucionado considerablemente y se ha convertido en una forma fundamental de comunicación en el mundo moderno. Dicho de otra forma, el correo electrónico es indispensable en el entorno actual, lo usamos en nuestros equipos móviles, redes sociales, ámbitos empresariales, bancarios, etc.
Pero, aunque es una herramienta que tiene más de 50 años e incluso con la evolución tecnológica, el correo electrónico es incluso más vulnerable hoy que hace 20 años, y no lo digo por la falta de protección de los servidores de correo electrónico, ni por criptografía débil, sino, por lo que siempre ha sido el eslabón más débil de toda la cadena tecnológica: el usuario.
No importa cuantas veces le digas al usuario que una contraseña para que se considere segura, debe tener una longitud mínima, combinar mayúsculas, minúsculas, números y caracteres especiales, la tendencia será siempre a usar la contraseña más fácil de recordar. Por ello, en el último informe de las contraseñas más usadas e inseguras, más de 7 millones de personas en el mundo aún usaron: “123456”, “admin”, “12345678”, entre otras, y el listado es gigante.
No nos desviemos mucho, para el uso del cajero electrónico (clave de 4 números) más del 80% de las personas usa el año de nacimiento, no necesariamente propio, pero de un hijo(a), la pareja, etc. El argumento es simple “Es fácil de recordar”.
La creencia popular es que, si no eres famoso o millonario, los delincuentes electrónicos no quieren tus datos, pero es completamente falso, para un delincuente cualquier cuenta de correo es una opción válida. Quién no ha recibido un correo electrónico con una factura, una cuenta de cobro, una multa, una citación de la fiscalía, etc. Pues somos tan inocentes que nos llega un correo con una fotomulta, y aunque no tengamos transporte propio, lo abrimos sin dudar, teniendo presente que, en la mayoría de los casos ni siquiera está nuestro nombre en el cuerpo del correo.
Alguna vez se han preguntado qué pasaría si un delincuente tiene acceso a su correo electrónico, ¿no?, entonces piensen en las posibilidades: Información personal, clave dinámica, recuperación de contraseñas de redes sociales y otros sitios, contactos familiares y amigos, etc. ¿Qué podría hacer un delincuente con esos datos? En este caso las opciones están en la imaginación de cada uno, pero son muchos los tipos de fraudes que se podrían cometer.
Algunos de los casos más sonados son las compras por Internet, extorsión, estafas, robo de cuentas, suplantación de identidad, etc. Existen casos y testimonios reales de esto, personas cuya vida personal se ha visto afectada enormemente. En España hubo un caso donde alguien compró maquinaria por más de 20.000 euros a nombre de un usuario que dejó expuesto su correo electrónico en un café Internet. Otro caso, fue el de una mujer que fue víctima de extorsión después de que tomaran algunas fotos privadas de sus cuentas. En Colombia, alguien que tenía la copia de su cédula en un correo, y esta fue usada para sacar créditos en almacenes. Cómo estos son muchos casos, algunos sin final feliz.
Sigues sin pensar que tus datos valen, ojo. Según informes recientes, los precios de datos en el mercado negro varían de acuerdo con la calidad y cantidad de datos suministrados, y así como por un simple registro pueden pagar entre $1 y $10 USD, por bases de datos completas pueden pagar entre $500 y $2000 USD.
No importa si no eres famoso, ni millonario, ni tienes miles de seguidores en tus redes sociales, los delincuentes solo buscan datos, porque estos se transforman en información que usan con fines lucrativos, sin importar a quien se lleven por delante.
Ahora… ¿Estarás más pendiente de tus cuentas de correo electrónico?
